Sigmund Freud creía que el comportamiento de la personalidad deriva de la interacción de fuerzas psicologías constantes que operan en tres niveles de conciencia, consciente, preconsciente e inconsciente.
Freud considera que la mente está organizada por esos niveles:
Mente consciente
Aquello de lo que somos conscientes, nos permite hablar, decidir y ser racionales, es a lo que tenemos acceso y control total.
Mente preconsciente
Representa la memoria ordinaria, en el preconsciente se encuentra información a la que no le prestamos atención todo el tiempo, pero si la necesitamos podremos tener acceso a ella rápidamente, como por ejemplo el día de nuestra graduación, la celebración de los 15 años.
Mente inconsciente
En ella se encuentran, sentimientos, pensamientos, impulsos y recuerdos que se encuentran fuera de nuestro alcance, según Freud el contenido del inconsciente es desagradable para la conciencia y por eso se encuentran en esta área denominada inconsciente, además considera que el inconsciente está cargado por deseos reprimidos. A pesar de no ser conscientes de la información almacenada en ésta área Freud postulaba que influye de gran manera en nuestra conducta.
Hay tres estructuras de la personalidad según Freud
Ello: Presente desde el nacimiento, es inconsciente, fuente de toda la energía psíquica, impulsado por el principio del placer, se esfuerza para lograr la satisfacción inmediata de los deseos y necesidades, si no se satisfacen habrá ansiedad o tensión, es necesario que desde los primeros meses de edad el ello se satisfaga.
Yo: Componente de la personalidad que trata con la realidad, se desarrolla a partir del ello y asegura que los impulsos del mismo puedan expresarse de manera aceptable, las funciones del yo son utilizados en los tres niveles de la mente, el yo permitirá el comportamiento que busca el ello pero solo en el momento indicado.
Superyó: Contiene estándares morales que adquirimos de ambos padres y la sociedad, además nuestra diferenciación del bien y el mal, y , en otras palabras el superyó civiliza nuestro comportamiento, suprime impulsos inaceptables del ello, hace que los actos del yo se encuadren a las normas sociales o realistas.
Interacción entre ello, yo y superyó
Freud utilizó el término fuerza del ego para referirse a la capacidad del ego para funcionar a pesar de las diferencias de estas tres fuerzas, la clave de una personalidad sana es un equilibrio entre el ello, yo y superyó.
Considero que la importancia del dominio intrapsiquico es que ayuda a las personas a conocerse a sí mismas, resolver conflictos y reconocer traumas originados mayormente en la infancia, es decir que hay una explicación para todo lo que hacemos, sentimos o pensamos, incluso hay cosas que olvidamos pero es para proteger a nuestra conciencia de eso que nos generará malestar, por la carga de afecto que representa.
La sexualidad adolescente y adulta se enfoca en lo genital mientras que la infantil tiene múltiples metas sexuales y zonas erógenas que le sirven de soporte para conocer el entorno, desarrollarse y experimentar, sin que se instaure en modo alguno la primacía de una de ellas. Las etapas psicosexuales son la oral, anal, fálica y latente.
A continuación un video que ayudará a comprender este tema que es fundamemtal para nuestra personalidad.
Espero que la información brindada sea enriquecedora.
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